¡Focalízate en aquello que importa!

La búsqueda de la excelencia en las tareas del día a día en ocasiones pone en riesgo los retos estratégicos principales, y nos hace perder de vista los cambios fundamentales que afectan a nuestro negocio.

Antes de que llegue el fin del mundo, deberíamos quemar todas nuestras naves para focalizarnos en aquello que importa; tal como nos sugería John Doerr en su célebre obra “Mide aquello que importa”. En el pasado, en uno de mis anteriores artículos, planteé la importancia de identificar las barreras que alejan a las empresas de sus principales objetivos estratégicos. En estas líneas intentaré compartir aquello que considero que la dirección por OKRS (objetivos y resultados clave, de sus siglas en inglés) puede aportar a una organización.

En primer lugar, más allá de los casos de éxito de la implantación de este sistema en empresas como Intel, Google, Youtube u otras, es un hecho que los OKRS han penetrado en el tejido y el ADN de diversas organizaciones de múltiples sectores. Hay diferentes acciones que podemos realizar para favorecer un sistema de OKR en nuestra compañía. La primera es focalizarnos en aquello que realmente importa. Con más frecuencia de la necesaria, la búsqueda de la excelencia en las tareas diarias hipoteca los retos estratégicos principales, y nos hace perder de vista los cambios fundamentales que están ocurriendo y que están afectando a nuestro negocio. Identificar aquellos aspectos a los que es necesario dedicar la mayor parte de nuestra atención en esencial. Pero esto no significa un éxito seguro, ya que una de las claves de un buen sistema de OKR (entre muchas otras) es compartir la información que obtenemos de forma transparente y realizar un seguimiento periódico adecuado.

La segunda aportación de los OKRs es la alineación de las personas a la estrategia. Un sistema de OKRs se articula en una estructura de árbol en la que los resultados clave del Comité de Dirección dan pie a los objetivos del equipo de finanzas, por ejemplo. A continuación, podemos visualizar un ejemplo de aterrizaje de los OKRs:

Como hemos mencionado anteriormente, el primer impacto es la capacidad de alinear. El segundo impacto es la precisión de identificar los éxitos, poner foco y tangibilizar nuestra tracción. Muchas veces una serie de intangibles en management nos llevan a escuchar aquello de “no se puede medir”, “el talento es un intangible” o “cómo medir la excelencia”. Hace años, Koldo Saratxaga nos apretaba con aquello de “lo que no se puede medir no se puede mejorar y, además, se pudre”. Esto último es algo que las organizaciones no nos podemos permitir, y es por ello que identificar de manera precisa si se han alcanzado los objetivos es uno de los santos griales del management. A continuación, un ejemplo de como trabajar OKR con precisión:

Hay diversas maneras de identificar los resultados clave, y la articulación en valores relativos es una. Este nivel de concreción nos facilita la tracción de los equipos, la rendición de cuentas y monitorizar nuestro avance. A su vez, fija y exige mantener un alto nivel de excelencia, ya que los equipos se comprometen a metas concretas, en vez de paroles.

En esta sociedad de la inmediatez y de lo abstracto, disponer de un sistema de objetivos que fije el rumbo y diseñe caminos que nos lleven a las metas facilitará la subsistencia y el crecimiento de nuestras organizaciones de cara al futuro.

 

JoanMa Torres

Doctor en Sociedad, Educación y Calidad de vida. Docente universitario en ESIC, EAE y UOC.

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