Los obrer@ del conocimiento siempre tendremos más actividad de la que podamos gestionar. Ante esto cabe optar, como imperativo categórico, por la gestión de las atenciones. Determinar que no debemos que hacer, y que debemos hacer es crítico para nosotros y para nuestro entorno; siendo especialmente crítico si hay personas que tienen expectativas en nuestra actuación ( equipo, pareja, hijos, amantes…).
Una buena práctica es apropiarse de herramientas ágiles que nos ayuden a la focalización que ayude a poner en valor toda la actividad realizada a lo largo del día, la semana o el mes así como priorizar aquellas tareas /proyectos relevantes con fecha objetiva que provocan puntos de inflexión.
La artesanía del management nos puede ayudar a mejorar nuestra sensación de control y perspectiva con herramientas básicas de gestión. Nuestra reminisciencia infantil nos lleva a nuestros primeros trazos con el lápiz cuando la conceptualización brotaba en nuestras conexiones neuronales. Así pues seamos niños/as y planifiquemos nuestro día a día con un lápiz y papel avanzando en hábitos eficientes que requieran nuevas herramientas más avanzadas a futuro.
Si la eficacia era la respuesta, Cuál era la pregunta?